martes, 28 de septiembre de 2021

UN DIAMANTE EN BRUTO

El otro día me enteré que se había descubierto un pedrusco de gran tamaño, vamos, un diamante en bruto que nadie deseó comprar en una subasta, me parece recordar que en Sotheby´s London.


No resulta nada sorprendente en los tiempos que corren. ¿Quién querría cargar con semejante pedrusco? Además de todos los problemas que la ambición y envidia ajenas atraerían.

Lo cierto es que salvando algún convencional periodo adolescente, siempre renegué de joyas, sujetadores y ligueros  por pesadas, incómodos y molestos.  Afortunadamente no tardaron en inventarse los pantys que resultaban tan cómodos y calentitos para cualquier friolera. Si bien siempre existieron los pantalones y una solución común para combatir el frío de mediados del siglo era llevar el pijama bajo los pantalones, aunque por entonces  pocas fueran  las jovencitas que se vestían "por los pies".  

En ese sentido tuve suerte y desde bien pequeñita mi progenitora me acostumbró a usarlos agenciandome  unos pantalones muy chulos de amazona  cuya imagen aún conservo.  Aquella mujer se sentía diferente y su única hija tambíen debía serlo por más que se empeñara en lo contrario.

Además recuerdo que era de las pocas niñas afortunadas que llevaban un escueto pantaloncito corto de gimnasia  color gris bajo la falda tableada, también gris marengo,  del uniforme para poder  correr y saltar a sus anchas  mientras que el resto de las pobres niñas convencionales iban a colegios religiosos disfrazadas de cucarachitas.  Los calcetines y la rebeca eran rojos chillones. 

La última imagen la encontré hace años por la red.  Es evidente que un diamante tallado resulta mucho más atractivo que en estado bruto.  Me pregunto quien, fuera del ambiente de la gemología, valorará el esfuerzo, el arte y el tiempo empleado por la persona que transformara el pedrusco más duro  en semejante obra de arte.  Además parece que este siempre ha sido el sino de los planetas rocosos en nuestra galaxia: que se formaron   "a chufa limpia" Por lo tanto el máximo  valor para la sociedad  no consistiría en la piedra natural sino en el conjunto de golpes certeros que debía recibir para incrementar su precio de mercado.  

Parece claro, según la fallida subasta en Sotheby´s, que en las presentes épocas fruto de bonanza social en occidente ya no se valoran  los diamantes ni en bruto, ni tallados.  La valoración en los tiempos bisagra actuales y sobre todo futuros, será VIRTUAL. Todo un "cambio de paradigma" como se viene repitiendo a diestro y siniestro.  Lo contradictorio de la situación futura será que las poblaciones que consuman virtualidad seguirán necesitando un soporte físico, biológico de momento.

  Me pregunto  por qué el término "virtual"  compartirá raíz latina con aquella otra de "vis-viri" que tanto me machacaron en clase de latín.(VIS-VIRI = FUERZA.  Si, y virilidad también, pero no tiremos de esa manida cuerda en esta entrada) ¿Qué relación podría existir entre la fuerza  y lo virtual?  ¡Se admiten todo tipo de sugerencias!